Estos códigos llevan más de un cuarto de siglo entre nosotros y son feos, sin embargo siguen en funcionamiento y ofreciendo beneficios a los usuarios.
Los códigos QR nacieron en 1994 y comenzaron a utilizarse en primera instancia en la industria automotriz .
El código QR es un puente entre el mundo offline y el online. Lleva muchos años entre nosotros y tiene varias cuentas pendientes en términos estéticos que nunca saldará; sin embargo, mantiene su vigencia, aparece en apps popularísimas y ofrece beneficios de diversa especie.
Aunque no sepas qué es un QR, seguramente te cruzaste con uno de ellos en alguna ocasión. Este gráfico cuadrado, pariente cercano del código de barras, aparece en productos del supermercado, en paradas de colectivo, en carteles publicitarios, en notificaciones de la AFIP, junto a obras de arte en museos, y en documentos de diversa especie. Además, ganó visibilidad en tiempos de distanciamiento social ya que permite realizar pagos móviles en diferentes comercios, sin tocar billetes o intercambiar plásticos.
Para muestra basta un botón: en la imagen que sigue, podés verlo en la cédula de identificación de vehículos que en la Argentina entrega la Dirección Nacional de Registro del Automotor, y llevo en mi billetera.
Esa imagen sirve para avanzar hacia las siguientes preguntas: ¿para qué sirve el código QR y cómo se usa? Apenas capturé la foto, mi teléfono Android detectó la presencia del código bidimensional y ofreció la posibilidad de acceder a la información que el mismo contiene, en este caso relacionada a mi coche.
Usualmente, el QR anida un enlace a un sitio web al que somos dirigidos una vez que lo apuntamos con la cámara de un celular o tablet. Nota al margen, antes había que descargar apps especiales para esa lectura, aunque ahora se integra en los sistemas operativos.
Ahora bien, tal como repasaremos más adelante en esta nota, hay usos muy ingeniosos para el QR que trascienden el mero direccionamiento a una página en Internet y que dignifican a este invento con más de un cuarto de siglo entre nosotros, una verdadera eternidad en la vertiginosa industria tecnológica.
Un poco de historia
Las letras con las que se conoce a esta tecnología refieren a “quick response”, en nuestro idioma “respuesta rápida”. El QR surgió en el año 1994 en una compañía japonesa denominada Denso Wave, postulándose como una evolución para el código de barras. En términos técnicos, es un módulo gráfico que contiene información que se escanea y aparece sin demora, tal como su nombre lo indica.
El QR ganó visibilidad ahora que los pagos móviles son moneda corriente .
El ingenio aparecido en tierras niponas comenzó a emplearse en el sector industrial, pero no fue sino hasta el despliegue de los smartphones que consiguió mayor popularidad, haciéndose amigo de los consumidores. Más arriba lo adelantamos: muchas apps populares lo usan. En WhatsApp sirve para sincronizar el teléfono con la versión para escritorio del mensajero; en Twitter permite compartir el perfil con otros usuarios; y lo mismo ocurre en otros entornos como LinkedIn o Snapchat. En esos casos, la idea es simplificar pasos: en vez de buscar a una persona en una red social, es posible agregarla con un sencillo escaneo del código.
En este punto cabe notar que el QR encierra ciertos peligros en términos de seguridad. Siendo que en muchos casos conduce a sitios web o a descargas, hay que extremar los cuidados cuando se escanea códigos en fuentes desconocidas que podrían llevar a plataformas con virus y abrir una puerta a malwares. Por eso, es importante contar con las debidas protecciones en los dispositivos o bien utilizar lectores de código QR que integran filtros de seguridad.
Usos ingeniosos
Como decíamos, el QR es mucho más que el direccionamiento a una página web, aunque aquel sea el uso que abunda. Ciertas ideas creativas demuestran que esta tecnología tiene mucho para ofrecer y que, en buena medida, sus beneficios dependen del ingenio.
Hay propuestas sencillas aunque útiles, como la posibilidad de crear uno de estos códigos para compartir la contraseña de Wi-Fi con las visitas sin necesidad de dictarla cada vez. Y hay otros usos más “profundos”, como aquel que conocimos en las calles de Barcelona.
Tal como , en aquella ciudad aparecieron coloridos stickers con QRs en paradas de colectivo, estaciones de tren, escaleras mecánicas y comercios, entre otros espacios públicos. Aquellas son interesantes soluciones de accesibilidad ideadas para ayudar a ciegos a circular por la urbe. Los patrones son identificados por una app que ofrece al instante información sobre el transporte, el entorno y posibles obstáculos en la zona.
Huelga decir, los desarrolladores de esa idea dicen que esas pegatinas son una evolución de la tecnología QR ya que, pensando en el público al que están destinadas, pueden leerse desde una distancia de hasta 12 metros y sin necesidad de un enfoque de la cámara.
En más de 25 años de historia, las propuestas ingeniosas abundan. Desde tiendas de ropa que incluyen QRs en las etiquetas de las prendas que conducen a tips de moda de diseñadores; hasta otros usos menos festivos aunque también interesantes, como un cementerio que incluye estos códigos para que los familiares que visitan a sus seres queridos puedan acceder a videos y recuerdos de esa persona.
Son estéticamente aburridos, por los códigos QR pueden ser realmente útiles.
Otra idea más alegre es R Kill, una versión del paintball (la guerra con rifles de pintura) en los que se usan smartphones para “cazar” a los contrincantes que en sus espaldas llevan un código QR. En ese caso, escanearlos significaría “derribarlos”. En 2014 nos enteramos del primer tatuaje animado de la historia que, según contamos, incluyó en QR en la piel.
Cerramos este listado con otra idea que nos atrajo. Una empresa israelí divulgó hace un tiempo un sistema para, vía QR, contactar al dueño de un objeto perdido. El funcionamiento de CodeMe era simple: se coloca uno de estos códigos en diferentes objetos de uso diario, por ejemplo el llavero, con nuestra información de contacto. Si llegásemos a perderlo y otro lo encuentra, sólo necesitará escanear el QR para encontrarnos y, amablemente, devolver el llavero extraviado.
¿Seguirá en pie el QR? Por el momento, nada indica que vaya a desaparecer en lo inmediato.
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