El proyecto de StartRocket inicia su camino en una plataforma de financiamiento colectivo en busca de fondos.
En el espacio hay más de 50.000 desechos, dicen los impulsores de la iniciativa.
A Vlad Sitnikov lo conocimos el año pasado, cuando conversamos acerca de un singular proyecto que tenía entre manos: lanzar satélites con proyectores que mostrarían anuncios publicitarios en el cielo, en horas nocturnas. “Estamos creando un nuevo medio de comunicación”, contaba con entusiasmo el publicista ruso.
La empresa que fundó, StartRocket, impulsa ahora una movida que procura resolver el problema de los desechos en el espacio y garantizar exploraciones más seguras. El proyecto lleva por nombre “Foam Debris Catcher” y ya se lanzó en la plataforma de financiamiento colectivo Indiegogo en busca de fondos para ser puesto en marcha.
“Inicialmente parecía una novela fantasiosa, pero cuando comenzamos a sumergirnos en la iniciativa nos dimos cuenta de que esta podría ser una solución interesante”, dice Sitnikov en diálogo , en referencia a un tipo de espuma que prevén usar a modo de “escoba”.
Según señalan desde StartRocket, la idea es lanzar satélites pequeños que atraparán fragmentos de desechos espaciales con espuma adhesiva polimérica, para finalmente sacarlos de la órbita. “Al moverse hacia la Tierra, esa basura recolectada se quemará en la atmósfera”, explican. La estructura de espuma posee un área de agarre grande y se adhiere fácilmente a cuerpos irregulares que giran a altas velocidades.
“Hay satélites que han dejado de funcionar, otros que no se han lanzado y fragmentos de colisiones de objetos en órbita”, comenta Sitnikov y nota que a lo largo de las décadas en las que la humanidad se ha embarcado en la exploración espacial se han acumulado más de 500.000 piezas de desechos, cifra que va en aumento. Según advierten, esos objetos podrían chocar con naves espaciales, afectando tanto a los equipos como a los astronautas.
La utilización de espuma ofrece una serie de ventajas, señalan los investigadores involucrados en esta movida, comenzando por su costo relativamente bajo y su escalabilidad, en relación a otras tecnologías que se usan para recolectar basura espacial, por ejemplo redes, imanes e incluso sistemas láser.
La espuma recogerá la basura espacial, que finalmente se quemará en la atmósfera .
¿Cómo surgió esta idea? Cuenta nuestro amigo ruso: “Cuando estábamos haciendo la visualización orbital para el proyecto de anuncios en el cielo, se filtró mucha suciedad. Un día, conocí a Alex Fedorov, que se acercó a nosotros con una idea completamente nueva: dejar de emplear metal en el espacio y en cambio usar espuma, polímeros”. Y concluye que la principal búsqueda es “crear la herramienta más accesible para la limpieza del espacio”.
La compañía rusa, que para esta iniciativa sin fines de lucro cuenta con el apoyo de la firma especializada en seguridad informática Kaspersky, ya realiza experimentos que se dividirán en dos etapas, tanto en la Tierra como en el espacio, en los que testearán las propiedades del material bajo diversas condiciones. Luego iniciarán el desarrollo de pequeños satélites (creados con impresoras 3D y que se moverán con energía solar) que contendrán la espuma y que se prevé también cuenten con cámaras para monitorear sus movimientos.
La primera prueba orbital está programada para el año 2023.
“Nos gusta la idea de que todos los que patrocinen el proyecto se conviertan en ‘dueños’ de la tecnología, por eso optamos por lanzar el proyecto en una plataforma de crowdfunding”, cuenta Vlad y explica que aquel es, además, un espacio de divulgación y es de su interés generar conciencia respecto a la problemática de la basura espacial.
Mientras esperamos los avances de esta iniciativa singular y con interesantes fines, ¿qué ha ocurrido con el plan de mostrar anuncios en el cielo? “El proyecto está en espera, por ahora. Aunque si alguien está interesado en apoyarnos, nosotros estamos listos para continuar”, cierra el publicista que, ahora podemos confirmar, también es un soñador.
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